viernes, 24 de diciembre de 2010

MARTA SE METIO A FISIO



JUAN JOSÉ MATEO El Pais.com

A partir de mayo de 2010, la Guardia Civil inicia "un marcaje brutal". Su objetivo, Marta Domínguez, se mueve por Palencia, fundamentalmente, sin saber que está siendo sometida a "un seguimiento y una labor detectivesca impresionantes", según quienes han podido ver el resumen de sus pasos de acuerdo con la versión de los gendarmes. Un día, estos sorprenden a la atleta entrando con sus propias llaves en la clínica del fisioterapeuta Manuel Corral González, en Palencia, y acompañada de Eduardo, su liebre, que dicen los atletas. Sus sombras preparan la cámara de fotografías. Creen estar ante un momento clave.
"Y por eso", dicen fuentes cercanas al fisioterapeuta, que declaró ante la juez el miércoles; "Manuel está en el sumario de Galgo. Por eso, por un único hecho, punible más bien a nivel profesional por el Colegio de Fisioterapeutas, está metido en todo esto".
Esta es la historia de Corral, según su gente. Fisio de confianza de Domínguez, a la que trata entre dos y tres horas por semana, el palentino se ocupa de una lesión en el tendón de Aquiles de la campeona mundial de los 3.000 obstáculos. Suya es la recomendación de comprar Scandinibsa, un anestésico para el que se necesita receta, que mezcla lidocaína y adrenalina y que no está en lista de productos prohibidos. Suya es la idea de comprar una crema que aplicar sobre la lesión. Y suyas son el puñado de fotografías, unas seis, que tiene la Guardia Civil de un hombre tirando los envases de esos productos a los cubos de basura que hay a la puerta de su clínica.
Cuando los miembros del dispositivo de vigilancia se acercan a recoger las pruebas, leen "ampollas" en las cajas, leen "inyectables" en el prospecto, y archivan los cartones como prueba. "Pero", difieren fuentes cercanas a los imputados; "en realidad ese producto se aplica a través de la gasa, la jeringuilla solo se usa para mezclarlo con la crema...no hay inyección". Lo frecuente, y ahí está lo peliagudo del caso para el fisio, desde el punto de vista de sus compañeros de profesión, es que normalmente se aplique a través de una inyección subcutánea, un milímetro por debajo del tejido, justo en el punto a tratar. Los fisioterapeutas, en principio, no pueden poner inyecciones.
Marta aprende todo eso. La mezcla de productos. Dónde hay que colocar los electrodos. En qué armario se encuentran las gasas. Que la secuencia que da nombre al tratamiento es 5-3-5 (cinco días de tratamiento, tres de reposo y cinco más de tratamiento). Un día, Eduardo, su liebre, sufre los mismos dolores que ella. Corral se marcha a Madrid para asistir a un curso... y Domínguez, con las llaves que le han prestado, entra en su clínica para tratar ella misma a su amigo.
"Queda", cuentan que dijo Mercedes Pérez, la juez de la Operación Galgo; "un episodio por aclarar: ¿Quién compró esas medicinas?". "No fue Marta", le contestaron, "aunque sí que las llevó ella a la clínica". Su liebre, que acudió en calidad de testigo, aportó las facturas y comprobantes de las compras, que se incorporaron al sumario, igual que la factura emitida por la federación de atletismo haciéndose cargo del tratamiento a Marta, "muy agresivo, solo para profesionales que necesitan recuperarse cuanto antes".
Todo eso bullía en la cabeza de Corral, que acompañó a Domínguez hasta los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, cuando el miércoles esperaba para comparecer ante la juez: cómo explicar qué hacía Domínguez en su clínica y en su ausencia.

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