lunes, 27 de diciembre de 2010
Pepe Alonso Valero: "Creo en la inocencia de Marta"
SPORT
Carlos R. Galindo Mide sus palabras con precisión suiza. José Alonso Valero, representante de Marta Domínguez y de Alberto García, y cuyo nombre también aparece en el amplio sumario de la ‘Operación Galgo’, trama destapada por el cuerpo de elite de la Guardia Civil (UCO), trata de pasar estos días navideños “de la mejor manera posible”. Vive una pesadilla y aunque no quiere manifestar abiertamente su estado de ánimo, el tono apagado de su voz transmite desasosiego, desesperanza, frustración, a veces rabia. Incluso dolor... Sólo aclara el timbre de su voz cuando le pregunto por Marta Domínguez, la mejor atleta española de la historia: “Creo en su inocencia. Confío ciegamente en ella. La he visto crecer y la conozco como persona”, dice. ¿Y en Alberto (García)?, añado: “Pues también. ¿Cómo no iba a confiar en él....? Es un atleta al que represento. Hasta donde yo sé, no puedo desconfiar de él ni de nadie, aunque es verdad que somos personas y que cada cual es responsable de sus actos”. Niega saber nada de la trama de dopaje: “¡Nada! No sé nada. Mi trabajo no tiene nada que ver con eso. Yo soy representante y nada más”.
José Alonso Valero, ‘Pepillo’ en el universo atlético, admite que está pasando estos días “con cierta tranquilidad. En compañía de mi familia, de los míos, de los que siempre están a mi lado. Los vivo con intensidad”. El diálogo se hace difícil. Es natural. Hay que entenderle... “No puedo hablar, no debo hacerlo. El asunto está en manos de los abogados y no quiero decir nada que sea inadecuado. Se me hace difícil todo esto”, explica”. Lo único que quiere es que “me dejen trabajar, cosa que ahora no puedo porque estoy sancionado de hecho. Hay recursos presentados que se están dirimiendo”. Y no dice más al respecto.
Confiesa que desde que se desató la ‘Operación Galgo’ ha hablado con Marta “dos o tres veces”. Por lo demás, no quiere decir nada de Eufemiano Fuentes, o de Pascua Piqueras... Hay un montón de gente implicada y prefiere guardar silencio “hasta que el caso no quede resuelto”. Eso sí, desea manifestar su agradecimiento “a toda la gente que me ha ayudado y que confía en mí, que son bastantes”.
Lo peor es la “tensa espera. Trato de llevarlo con flema y vivir el día a día. No pienso en lo que pueda ocurrir mañana o pasado... Hay que esperar” porque el proceso seguirá sus ‘tempos’. En lo personal, le gustaría que todo se resolviera cuanto antes: “Sólo quiero poder ejercer mi trabajo” y confía que saldrá bien librado de un caso “que me toca de manera accidental, pero el daño ya está hecho y será irreparable. Somos morbosos y nos gusta la carne cruda”
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