sábado, 11 de diciembre de 2010
El gran 'modernizador' de los entrenamientos en los años ochenta
C. Arribas
Como recordaba hace un par de años en una entrevista su hermano José Luis -brevemente detenido ayer y liberado sin cargos-, Manuel Pascua Piqueras, un abulense de Arévalo que el pasado viernes cumplió 77 años, ya era un técnico triunfador cuando empezó en su ejercicio, allá por la polvorienta década de los sesenta del siglo pasado, con el equipo de la Universidad Laboral de Córdoba, que llegó a ganar el Campeonato de España de aquellas instituciones, ya desaparecidas, especie de enormes internados de formación profesional. De aquellos tiempos, que también eran los de la Organización Juvenil Española (OJE), otra institución francofalangista que apellidaba obligatoriamente al club de atletismo de Vallehermoso, llegó hasta el siglo XXI Pascua, lo que no quiere decir que se mantuviera aferrado a las teorías que aprendió en aquellos años.
Antes al contrario, si algo caracteriza a Pascua es su tremenda curiosidad por todo lo que rodea el rendimiento en atletismo, una inquietud que el paso de los años parece haber incrementado incluso. Sus atletas dicen de él que impone respeto porque siempre está atento a aprender de los demás, a experimentar en todas las facetas, porque nunca está conforme con lo conseguido, y también por su generosidad y desprendimiento. Por su amor al atletismo. "En cuanto ve a un chaval con talento e interés, Manolo pierde la cabeza", dice uno de las docenas de atletas a los que ha dirigido en los últimos 50 años.
Vivía en la actualidad Manuel Pascua una segunda edad de oro, simbolizada en galardones varios, hecha carne en un par de atletas, Nuria Fernández y Alemayehu Bezabeh, que esta temporada han conseguido sendos campeonatos de Europa, hecha materia en el creciente peso que mantiene en el staff técnico de la federación y ante el presidente, José María Odriozola, precisamente uno de sus mayores detractores cuando en la década de los 80 se empeñó en modernizar el atletismo español a medias con Eufemiano Fuentes y Guillermo Laich.
Fue su primera edad de oro, cuando Juan Manuel de Hoz presidía la federación y organizó un equipo para poner al atletismo español al día en las técnicas más modernas de preparación científico-técnica, inspiradas directamente en el atletismo de la Checoslovaquia de Jarmila Kratochvilova y Helena Fibingerova, quienes llegaron incluso a entrenarse en Madrid y Canarias en 1984 dentro de un plan de intercambio por el que algunos atletas españoles, como José Manuel Abascal o Antonio Sánchez, se entrenaron y compitieron en Checoslovaquia. Pascua Piqueras reclutó para el equipo a Guillermo Laich, un médico argentino licenciado en Madrid adonde llegó después de trabajar en California con Robert Kerr, el mago de los anabolizantes que llevó al atletismo estadounidense a arrasar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84, y como director médico nombró a Eufemiano Fuentes, un joven ginecólogo a punto de licenciarse por el INEF y al que había convertido en 1976 en campeón de España universitario de 400 metros vallas.
La polémica y las acusaciones veladas acompañaron permanentemente las acciones del equipo, que puso en marcha métodos nunca usados en España, un sistema llamado eufemísticamente preparación biológica y durante el cual se realizaban análisis antidopaje preventivos a los atletas incluidos en el grupo de élite. Cinco de ellos dieron positivo, pero nunca se supo sus nombres y la federación, que trató de ocultarlo, nunca los castigó. También trató De Hoz de ocultar el positivo por un estimulante de Cristina Pérez, la mejor velocista del momento, esposa de Fuentes y entrenada por Manuel Pascua.
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