sábado, 11 de diciembre de 2010

EL TESTIGO ASTURIANO DE MARTA DOMINGUEZ


Gijón, Ángel CABRANES

A los Fernández Martínez se les «ha caído un mito, pero sólo en lo deportivo». Esther, la matriarca de esta familia gijonesa, conserva en su casa varios trofeos que le regaló Marta Domínguez y, ahora, la noticia de la posible vinculación de la atleta con el mundo del dopaje le ha costado «un disgusto, aunque no me lo quiero creer». De todas formas, ayer lucía orgullosa en su cartera una foto que se hicieron juntas tras el Nacional de 10.000 metros disputado en 2007 en Avilés y otra imagen bien grande de la palentina todavía continúa presidiendo la mesa central del salón de su casa. Y es que «las vivencias que he tenido junto a ella nunca las voy a olvidar, pase lo que pase con este caso. Conmigo ha sido siempre una persona cariñosa y muy simpática».
El amor por el atletismo sirvió como enlace para que Esther Martínez intentara conocer de cerca a su ídolo, Marta Domínguez. Esta gijonesa de 63 años y plusmarquista nacional de maratón en su categoría siempre tuvo como referencia la trayectoria de la palentina. En 2004, su hijo David se trasladó a Jerez para ver el Campeonato de España absoluto y allí logró ponerle al teléfono a Marta Domínguez. «Me eché a llorar», reconoce la gijonesa al recordar aquel primer contacto. Desde ese momento comenzaron a intercambiarse correos y verse en varias competiciones. La palentina incluso le regaló la medalla de oro del Nacional de cross que consiguió en La Morgal en 2006. «Hace poco le envié un bolso como premio por su triunfo en el Mundial y cuando me enteré de todo este lío nunca lo hubiera imaginado. Hasta soñé con ella cuando me fui a dormir», asegura. Emilio Fernández lo atribuye a que «Marta cambió de entrenador hace dos años y quizás él la convenció para comerciar con estas sustancias o las tomara para alargar su trayectoria deportiva». De todas formas, Esther matiza que «hay que esperar a que la justicia aclare todo y dejar de hacer elucubraciones».
El único hijo del matrimonio Fernández Martínez es más tajante y afirma que «no estoy a favor del dopaje, pero tampoco de esta sociedad que pide marcas estratosféricas e imposibles. La mayoría de los que están en la élite tiene que doparse para alcanzar récords, no les queda otro remedio, porque es lo que vende. Ha acabado siendo un juego en el cual el que no lo pillan triunfa». Su madre prefiere tomárselo con más calma y sugiere que «dejemos enfriar toda esta polémica. En este país parece que tenemos mucha envidia y nos encanta destronar a los grandes». El álbum que llevaban años preparando con todos los recortes de prensa en los que aparecían los éxitos de la palentina quizá caiga ya en el olvido, y es que «pensábamos enviárselo, pero esto ha sido un golpe muy duro».

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