sábado, 11 de diciembre de 2010

¿POR QUE NO PUEDO CORRER EL DOMINGO?



C. ARRIBAS

Al vigente campeón de Europa de cross le sorprendieron los agentes de la Guardia Civil nada más terminar una autotransfusión de sangre el jueves por la mañana, el mismo día que se destapa toda la Operación Galgo contra el dopaje en el atletismo y en el que que los agentes detienen a Marta Domínguez, Manuel Pascua y Eufemiano Fuentes, y hasta 14 personas en total. Esa misma noche del jueves, aconsejado y acompañado por su representante, Miguel Ángel Mostaza, a quien le había contado la historia, acudió a las oficinas de la Federación Española de Atletismo, donde se la repitió a su presidente, José María Odriozola, y a otros directivos, quienes inmediatamente, a la luz de lo relatado, le prohibieron participar hoy en el Europeo de cross de Albufeira (Portugal) en el que debía defender su título. Al día siguiente, como quien después de dar varias vueltas a un asunto aún no le encontrara sentido, le preguntaba, con cierta inconsciencia y despreocupación, a su representante: "Miguel, ¿y por qué no puedo correr el domingo?".
La pregunta debería sonar a cachondeo si no fuera porque el campeón de Europa de cross, que tiene pasaporte español desde julio de 2008, se llama Alemayehu Bezabeh, llegó de Etiopía hace años como un inmigrante más sin papeles y acabó, para su desgracia, corriendo a las órdenes de Manuel Pascua, sometido al programa de preparación que ha conducido al decano de los entrenadores españoles a un calabozo de la Guardia Civil de donde saldrá hoy para declarar ante un juez en Madrid. "Pero no, no me lo preguntaba con ironía", dice Miguel Mostaza, su representante, "sino sencillamente porque no sabe lo que se le viene encima, como también es muy probable que no supiera dónde se metía cuando entró en la historia de las transfusiones".
Lo que le espera tras su confesión al atleta —un deportista de 24 años que, recién llegado a Madrid, durmió varios meses en un parque hasta que la asociación de ayuda Karibu le puso en contacto con otro atleta etíope, Fekadu Bekele, y luego con el club Bikila— es, de entrada, una sanción de dos años que podría suponer, quizás, el fin abrupto del cuento de hadas que ha sido su vida desde que llegó a España con la sencilla intención de ganarse bien la vida como atleta, siguiendo el ejemplo de su hermano mayor Sisay, que se quedó en Australia tras el Mundial júnior de 1996 y, cuatro años después corrió como australiano el maratón de los Juegos de Sidney, donde vive ahora trabajando de taxista.
Bezabeh comenzó a entrenarse en Madrid con Dionisio Alonso, el técnico de Jesús España. "Me lo trajo Isidro, del Bikila, y yo me tuve que mover para conseguirle al menos un certificado para que la federación pudiera tramitarle la ficha al menos como apátrida y pudiera competir con el club", dice Alonso. "Y lo tuve conmigo seis meses, pero llevaba una vida un tanto caótica pues vivía con Fekadu en Peguerinos y a veces no bajaba a Madrid a entrenarse. Y con las mismas un día dejó de venir, desapareció. Cuando reapareció, tres meses después, lo hizo para entrenarse con Pascua, adonde le había llevado Mostaza".
"Le llevé con Pascua porque él mismo me lo pidió", dice el representante. "Me dijo que con Dionisio se sentía como si solo le quisieran para hacer de liebre en los entrenamientos y que no estaba a gusto. Además, creo que necesitaba a alguien como Pascua, que podía asumir la figura de padre, uno que se preocupaba por él también fuera de las horas de entrenamiento, que le ayudaba en todo lo que él necesitara".
Pascua, en efecto, y su mujer, María José Martínez, también detenida en la Operación Galgo, le ayudaron en todo, le centraron, le cuidaron, le protegieron. Más centrado emocionalmente, gracias a sus permanentes viajes a Etiopía, donde se entrena gran parte del año, donde aún está su familia, Bezabeh comenzó a triunfar y a asentarse. Así hasta ser campeón de Europa de cross el año pasado en Dublín.
El miércoles justamente, 24 horas antes de que la Guardia Civil le sorprendiera, Bezabeh regresó a Madrid de su último viaje a Addis Abeba. Le acompañaba su mujer, quien finalmente logró los papeles para poder quedarse a vivir en la capital española, donde dará a luz al hijo que espera. Tiene un piso nuevo, en la avenida de Valladolid, conseguido también gracias a la intervención de Pascua y donde pensaba comenzar a vivir una vida nueva sin saber aún quizás que su sueño, el de ganarse la vida con el esfuerzo de sus piernas, puede ahora derivar en pesadilla.

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